(2018-07-09) Exposición a Bisfenol A podria modificar el patrón de comunicación

Los efectos negativos del bisfenol A, compuesto tóxico presente en botellas de plástico, dentífricos o resinas, se observan más allá de la segunda generación. En concreto, la sustancia podría afectar la vocalización de los descendientes.

Las consecuencias de la exposición al compuesto orgánico bisfenol A (BPA), muy tóxico, podrían perdurar a lo largo de varias generaciones. Investigadores de la Universidad de Missouri han demostrado que la ingesta de la sustancia por parte de los abuelos podría afectar la capacidad de comunicación de los nietos.

Los experimentos su realizaron en ratones de California, de una especie (Peromyscus californicus) en la que ambos progenitores participan en la crianza de los pequeños. Ello permitió a los investigadores evaluar posibles cambios en la conducta paterna y materna causados por el BPA. Además, las conclusiones del estudio podrían aplicarse en humanos, debido a la semejanza entre los circuitos neuronales y hormonales de las dos especies que regulan dicho comportamiento.

La generación inicial de animales recibió tres posibles dietas. La primera contenía BPA y la segunda otro compuesto capaz de alterar el sistema endocrino llamado etinilestradiol. En cambio, en la tercera no se añadió aditivo alguno. Este último régimen también se administró a todos los descendientes, hijos y nietos, a lo largo de toda su vida. Es decir, solo los abuelos fueron expuestos a sustancias nocivas.

Según los resultados, la segunda generación de crías descendientes de ratones tratados con BPA y etinilestradiol emitió mayor número de sonidos. Para los investigadores, dicho aumento podría indicar niveles altos de estrés en los cachorros, que intentarían reclamar la atención de los padres mediante la vocalización. Datos previos del equipo sugieren que el BPA afectaría de forma negativa la conducta de los progenitores, hecho que resultaría en el abandono de los pequeños.

Sin embargo, efectos a nivel hormonal, metabólico o cerebral, consecuencia de la exposición de generaciones anteriores al BPA, también podrían originar el patrón de comunicación anómalo observado en los descendientes. Futuros experimentos intentarán esclarecer el mecanismo responsable. Ello permitirá ahondar en el conocimiento de trastornos como el autismo, caracterizados por alteraciones del lenguaje verbal en etapas tempranas del desarrollo.

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