(2019-01-17) Nueve de cada diez recibos de compra en España contienen bisfenol-A

Un estudio internacional liderado por la Universidad de Granada y publicado en PubMed en diciembre ha estudiado la presencia en los tiques de compra de diferentes países de sustancias que podrían provocar cáncer e infertilidad. Su conclusión es que en España el 95,3% de los recibos analizados emplean papel térmico y tienen bisfenol-A (BPA), un conocido disruptor endocrino que puede llegar a alterar el equilibrio hormonal en las personas, conduciendo potencialmente a enfermedades como malformaciones genitourinarias, infertilidad, obesidad y cáncer en órganos dependientes de las hormonas. En 2017 la Agencia Europea de Sustancias Químicas la incluyó en la lista de sustancias "altamente preocupantes".

En el estudio liderado por la Universidad de Granada también participaron expertos del Instituto de Investigación Biosanitaria de Granada (ibs.GRANADA) y el Hospital Universitario San Cecilio de Granada, junto a la Université Paris Descartes y el Hospital Necker Enfants Malades de París (Francia) y la National School of Public Health de Río de Janeiro (Brasil).

El temor a las consecuencias de la exposición al bisfenol-A ha provocado que la industria lleve años buscando alternativas en su aplicación, como ocurre con el papel térmico. Una de estas opciones parece ser el empleo del bisfenol-S (BPS) que tiene una estructura molecular algo similar al BPA. En su trabajo, que publica la revista Environmental Research, los investigadores han analizado la presencia tanto de BPA como de BPS en un centenar de recibos de Brasil, España y Francia. En Brasil eran el 90,9% y en Francia el 50,1% de los recibos analizados tenían bisfenol-A. "Para el usuario son fáciles de identificar ya que se trata de esos recibos que pierden lo impreso con el tiempo y cuando vas a devolver los pantalones que te compraste, el dependiente te dice que no se ve nada", ha explicado en un comunicado el catedrático de radiología y directos científico del Instituto de Investigación Biosanitaria Nicolás Olea, que ha precisado que el BPA es ese polvo blanco que desprende cuando lo sacas del monedero y que mancha los dedos.

Los expertos consideran que fallan los sistemas de vigilancia de la toxicidad de los compuestos químicos y han recalcado que no se cuida con la rigurosidad necesaria a los miles de personas que trabajan como cajeros y están en contacto continuo con esta sustancia perjudicial. "No debemos mezclar los tiques con la comida en la cocina al desempaquetar la compra, el pescado o la carne. Tampoco debemos jugar con ellos, ni arrugarlos para tirarlos, escribir notas o guardarlos en el coche, el monedero o el bolso", ha recomendado Olea, que ha optado por la mínima manipulación.

El papel térmico en el punto de mira desde 2014
Ya en 2014 un equipo de investigadores de la Universidad de Misuri analizó la transferencia del BPA del papel térmico al organismo humano. Según el estudio, publicado en la revista PLOS One, tocar un ticket de papel térmico después de aplicarse en las manos un producto higiénico antimicrobiano aumentaba los niveles de BPA en sangre y orina, y el incremento era aún mayor cuando el sujeto comía con las manos después de sostener el papel. No obstante, los máximos niveles de BPA en sangre detectados en el estudio, por debajo de 12 nanogramos por mililitro de suero (excepto en un sujeto concreto con un nivel basal muy elevado), estaban muy por debajo de los márgenes seguros establecidos por autoridades como la Agencia de Protección Ambiental de EE UU (50 microgramos por kilo de masa corporal) o por la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (5 microgramos por kilo).

El revuelo entonces fue tal que el Consejo de Química de EE UU se vio obligado a publicar una nota de prensa titulada "Un reciente estudio sobre exposición a BPA de papel térmico de recibos es de escasa relevancia para los consumidores". En la nota, los expertos aclaraban que "en consonancia con estas medidas de baja exposición resultante de manejar papel térmico de recibos, datos recientes de biomonitorización del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU. (CDC) demuestran que la exposición de los consumidores al BPA –de todas las fuentes– es extremadamente baja. La exposición típica al BPA procedente de todas las fuentes es unas 1.000 veces inferior a los niveles seguros establecidos por las autoridades gubernamentales en Estados Unidos, Canadá y Europa".

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