Germán Velásquez, que fuera director del programa de medicamentos y propiedad intelectual de la OMS, escribe un duro artículo en Le Monde diplomatique, en el que se pregunta si sobrevivirá la OMS a la epidemia de ébola. Cree este especialista que conoce bien los entresijos de la agencia de la ONU, que hoy la Organización está “a la deriva”.

Hace tiempo que Velásquez viene denunciando la “privatización” de la Organización Mundial de la Salud. Así lo hizo en noviembre de 2011 cuando le entrevisté y nos contó que son entidades privadas las que están aportado la mayor cantidad del dinero de sus fondos. Y así comienza su artículo:

    Si tuviéramos que hacer la caricatura de una agencia especializada de la ONU como es la Organización Mundial de la Salud (OMS), esta se parecería a una anciana de solo 65 años pero envejecida prematuramente hasta el punto de aparentar más de 90 años… De lentes oscuros por haber perdido casi por completo la vista, y en una silla de ruedas empujada por Bill Gates de un lado y del gerente de alguna gran compañía farmacéutica del otro…”.

Tras criticar los errores de pronóstico durante las campañas de la gripe aviar de 2005 y de la de gripe A en 2009 y los despilfarros ques e produjeron por la compra masva de inútiles antivirales como Tamiflu y de vacunas, el colombiano escribe que se ha apendido poco de esos errores y ello se traslada a la gestión de la epidemia de ébola de 2014:

Médicos Sin Fronteras (MSF) alertó del brote en marzo del 2014 y la OMS empieza a actuar con un retraso de cuatro meses (…) En todos los documentos producidos por la OMS en los últimos ocho meses, ninguno se pregunta por las causas de la enfermedad, pero sobre todo por el drástico aumento del número de casos… Para la OMS, la prioridad es conseguir fondos y hacer los ensayos clínicos para la vacuna ya en manos del ejército estadounidense y canadiense desde hace 10 años”.

Hay que buscar las causas y estas probablemente están asociadas a los daños ecológicos debidos a la explotación masiva de minerales por compañías extranjeras. Escribe Velásquez sobre “dimensiones escandalosas desde el punto de vista ético“. La actual del ébola, aunque ya en remisión, es una epidemia que se conoce desde hace cuarenta años… Y la OMS y los medios de comunicación anuncian que los ejércitos de Estados Unidos y Canadá poseen, desde hace diez años, una vacuna para protegerse en caso de ataque biológico… pero no para salvar las vidas de las poblaciones pobres de África.
Esto para el autor,

    prueba, una vez más, el fracaso del actual modelo de Investigación y Desarrollo (I+D) de productos farmacéuticos donde la innovación está en función del poder de compra y no de la frecuencia de la enfermedad”.

Este especialista vuelve a citar la privatización de la agencia pública:

    en ocho años ha pasado de tener un presupuesto de 50% de fondos públicos constituidos por las contribuciones obligatorias de los países miembros, a sólo un 20%. La agencia está hoy en las manos (80% de su presupuesto) de fundaciones filantrópicas como Bill y Melinda Gates, un pequeño número de países industrializados que ofrecen algunas contribuciones voluntarias y la gran industria farmacéutica…

En su artículo para la versión española del periódico francés, este experto abunda en los problemas estructurales de la OMS y en su excesiva burocratización.  E insiste:

    Hoy, la industria farmacéutica y las fundaciones filantrópicas, participan en reuniones de expertos de distintos temas y son miembros del consejo de administración de la mayoría de los PPPs y PDPs [Participaciones Público-Privado (PPPs) y Programas de Desarrollo de Proveedores (PDPs)”.

Este debate que lleva tres años, fue tratado por el Consejo Ejecutivo de enero de 2015 y lo será nuevamente en la Asamblea Mundial que empieza el 18 de mayo. El punto de partida fundamental para cualquier reforma de la OMS debería  ser:  ¿cómo  recobrar  el  carácter multilateral y público de la institución?
Para Velázquez:

    El dilema para los países miembros de la OMS es claro, tendrán que escoger entre: una gran PPP para administrar los proyectos financiados por el sector filantrópico y privado, o reconstruir una Agencia Internacional pública, independiente para la dirección del sector de la salud“.