Experencias de lucha y resistencias en la Europa del Sur

Listas de espera de semanas en atención primaria, supresión de miles de camas en hospitales públicos y derivaciones a centros privados son sólo tres de las consecuencias de las medidas privatizadoras que se han denunciado en el marco de las jornadas sobre Mercantilización de los sistemas estatales de salud que han tenido lugar en la Universidad Com­plu­tense de Madrid, organizadas por la Coordinadora Anti-Privatización de la Sanidad (CAS) de Madrid y apoyadas por el Depar­tamento de Teoría Sociológica y Sociología de la UCM. En ellas se han dado cita integrantes de plataformas estatales, como la de usuarios del Hospital de La Princesa (Madrid), Rebelión Bellvit­ge (Barce­lona) o Yo Sí Sanidad Uni­versal, y representantes de plataformas contra la privatización sanitaria de Francia o Grecia.
Las denuncias de los distintos colectivos han girado en torno a los menguantes presupuestos y las crecientes deficiencias del sistema. “En 2009-2010 dedicábamos en el Estado español 70.000 millones de euros a gasto sanitario, y cuando finalicemos 2015 este gasto habrá bajado a unos 55.000 millones”, denuncia el portavoz de CAS Madrid, Antonio Gómez Liébana. Tradu­cido a la práctica, “la cita con el médico de cabecera, que podría ser lo más sencillo, tiene una lista de espera de dos a tres semanas”, explica Conchi de Tera, del Grup de Treball en Defensa de la Sanitat Pública de Tarragona.     
En Grecia, “los gastos de Sanidad los cubren los y las pacientes en un 57%"
En esta línea incide Antonio Ro­sas, miembro de CAS Madrid, que destaca “el cierre de miles de camas en los hospitales públicos, que desviarán los pacientes a hospitales privados”. Estas derivaciones son una práctica habitual, como explica Inma García Arroyo, de CAS Castilla-La Mancha: “El Servicio de Oncología Pediátrica de Toledo, centro de referencia en la comunidad, está derivando niños a otros centros de la Comunidad de Madrid”.
 
La lucha de CAS Extremadura, por su parte, se ha centrado en conseguir la reapertura de los Puntos de Atención Continuada (PAC), vitales en “un territorio muy grande, con poblaciones pequeñas y muy separadas entre ellas”, como es el extremeño. “A día de hoy, ellos dicen que han vuelto a reabrir el PAC, pero es mentira. Lo que han hecho es poner ambulancias, y privatizadas”, matiza Amparo Moroño Díaz, representante de la coordinadora extremeña.
 
Situación en otros países
 
La dinámica privatizadora se repite, con distintos matices, en muchas partes de Europa. En Grecia, por ejemplo, “los gastos de Sanidad los cubren los y las pacientes en un 57%. Sólo el 43% corre a cargo del Estado y los fondos de la Seguridad Social”, en un sistema donde predomina el fakelaki (soborno), como señala Eleni Bourou, del Espacio Social para la Salud Pikpa, y que “mata a sus ciudadanos, literalmente, por la falta de unidades de cuidados intensivos y de ambulancias”, además de favorecer una sanidad privada que obtuvo “un incremento de beneficios del 23% en 2013”.
 
En Francia, aunque los perjuicios de la crisis no se hayan notado tanto como en otros países, “tenemos una reducción cada vez más importante de los gastos públicos en Sanidad. El presupuesto se ha reducido a la mitad en quince años”, apunta Michel Antony, miembro de la Coordina­dora Nacional en Defensa de los Hos­pitales y Maternidades de Proxi­midad (Coor­dina­tion Natio­nale). Esta coordinadora denuncia la pérdida de “más de 20.000 puestos de trabajo en el ámbito sanitario” y la mala distribución territorial de las infraestructuras sanitarias. “Hay casos en Francia en que los centros están a hora u hora y media de las localidades”, factor que discrimina a las personas con menor poder adquisitivo.
 
Este proceso privatizador también lo están experimentando en el este europeo países como Rusia o Bie­lorrusia. “Putin ha propuesto eliminar 30.000 camas hospitalarias de un total de 86.000”, explica Gómez Liébana, dando voz a las plataformas contra la privatización de la sanidad rusa. A pesar de las diferencias geográficas y culturales, “la privatización está siguiendo el mismo camino que en los países de Europa del sur”.
 
Una lucha conjunta
 
Uno de los objetivos de las jornadas ha sido poner las bases para una lucha conjunta por un sistema sanitario alejado de intereses mercantilistas y políticas neoliberales. Para Patrick Tournadre, de la Coordi­nation Nationale, se trata de una oportunidad para “converger entre nosotros y luchar contra este sistema. Hay un mismo adversario, por no decir enemigo: son los Estados, que abandonan o transmiten al sector privado este servicio público, que es un sector muy lucrativo. Habla­mos de millones de euros al año”.
 
“Creemos que la salud no es sólo hospitales, vacunas, etc. Salud es la manera en que vivimos, la manera en que trabajamos, el estrés que tenemos en el trabajo, el entorno natural, el medio ambiente y su destrucción”, reflexiona Dimitra, que, junto a Eleni y Yanis, representa al colectivo griego en las jornadas. Han decidido que las personas que acudan a su Espacio Social para la Salud han de ser sujetos con poder de decisión en cuestiones sanitarias: “No consideramos que la solución sea que actuemos como buenas voluntarias”, explica Eleni. “Los y las pacientes tienen que dejar de ser elementos pasivos. La persona enferma es un sujeto activo y coordinado”, explica Dimitra. Por eso la concienciación que se realiza y los talleres de sensibilización son tan importantes en Pikpa. Los talleres se complementan con la propia estructura asamblearia del Espacio, “donde discutimos y cambiamos la forma de ver las cosas a través de la sanidad”, apunta Eleni.
 
En la misma línea que las integrantes griegas se ha manifestado CAS Madrid: “El 75% de la contribución a la mortalidad se debe a estilos de vida y al medio ambiente físico y social”, en palabras de su portavoz. El causante de este deterioro de la salud es el mismo que impone una forma de vida que lo favorece: el capitalismo. “Provoca la alienación de nuestros cuerpos”, añade Eleni, y recuerda que, antes, “la salud era una cuestión colectiva”.
 
Un modelo de salud diferente

Un caso paradigmático es el del Espacio Social para la Salud griego. Las antiguas dependencias de lo que fue la Pikpa, organismo vinculado al Ministerio de Sanidad griego, quedaron abandonadas tras el inicio de la crisis en el país. “Algunas personas de asam­bleas y también médicos activos en los movimientos sociales, ocuparon este edificio y empezaron a poner en marcha el Espacio. Funciona sin inversores, sólo a través de la solidaridad de los participantes”, apunta Dimitra, integrante del Espacio. Uno de los pilares de éste es “difundir conocimientos que consigan empoderar a la gente”.