Poco se ha hablado en los últimos meses, mas bien se ha eludido, del modelo sanitario que existiría en una hipotética Cataluña independiente.

Modelo diferente del resto del estado, gestionado prácticamente desde 1981 por los nacionalistas, prioritariamente basado en variados modelos de gestion privada (el dinero, publico siempre, por favor), no ha demostrado que logre mejores resultados sanitarios que la tradicional gestión directa (no nos engañemos, tambien gestion de unos pocos, absolutamente secuestrada de los usuarios y trabajadores), aunque ha llenado los juzgados de imputados por presuntos delitos relacionados con el dinero de los contribuyentes. Hasta el punto de que hasta la propia Oficina Antifraude de Cataluña ha tenido que reconocer que facilita la corrupción.

No solo eso, históricamente se han dedicado millones de € de dinero público para inyectar en varios hospitales catalanes para evitar su quiebra, desde el Hospital General de Catalunya (1999), al Parc Tauli (Sabadell), los del caso Innova (Reus).......cuyos magnificos gestores, posiblemente formados en las grandes escuelas de negocios, cobran mas que el propio presidente de la Generalitat. Ahora toca Mataró, ¿cuanto nos costará?

 

LA NOTICIA:

Los partidos políticos del Ayuntamiento de Mataró han acordado por unanimidad exigir la intervención de la Generalitat para cumplir con los compromisos adquiridos a través de las distintas propuestas de resolución parlamentarias presentadas desde hace años con ánimo de paliar el déficit del Consorci Sanitari del Maresme (CSdM). De acuerdo con los trabajadores del centro hospitalario, reclaman un Plan Director que detecte las necesidades reales. Mientras tanto, el déficit financiero acumulado ya supera los 30,8 millones de euros. Una deuda que en el 2017 creció en 4 millones, mientras que la previsión para el 2018 es que sume otros 3,7 millones, lo que agrava aún más la situación “que el conseller de Sanitat, Antoni Comín, se comprometió a solucionar” atendiendo las distintas peticiones emitidas en sede parlamentaria.

De nada ha servido que la Comissió Delegada de la Comissió Interdepartamental per a la Sostenibilitat Econòmica del Sistema Sanitari de Catalunya, en 2015 interviniera las cuentas del consorcio y le retirase el régimen especial de autonomía de gestión. Todo ello no ha contribuido a paliar el déficit, pero en cambio complica enormemente la gestión del día a día. La planificación para sanear la economía del centro, según los políticos y trabajadores, no sirve para sanear su economía sino que propicia mantener “un presupuesto de ingresos que no cubre los gastos de funcionamiento”.

Por si no fuera suficiente, a la realidad se suma otro inconveniente. Visto que desde hace años en los presupuestos del CSdM no se consigna la globalidad del importe de amortizaciones, tal como constatan las auditorías, el centro sufre “una grave descapitalización”. Según una Auditoría técnica de estructuras, instalaciones y equipamientos se estima que sería preciso un volumen de inversiones en obras, equipamientos y sistemas de información y control de 23,7 millones, de los cuales 10,4 millones se consideran actuaciones urgentes y prioritarias.

La situación del personal, según los propios trabajadores es catastróficamente proporcional a la falta de inversiones en el CSdM. “Trabajamos con material obsoleto y fuera de catálogo” lo que complica la labor diaria de los profesionales del Hospital de Mataró. “Cobramos menos que otros profesionales en iguales condiciones laborales” en hospitales intervenidos por la administración, lo que supone un trato desigual que ya han elevado al Síndic de Greuges, que se ha comprometido a iniciar acciones una vez se constituya un nuevo gobierno en la Generalitat. Pero además, en el resto de hospitales la capacidad de trabajo de un profesional es del 85%, mientras que en el Hospital de Mataró es del 98% “lo que nos resta operatividad” y provoca situaciones límite y agotamiento de la plantilla.

A los nuevos médicos sólo les hacen contratos de 20 horas, por lo que se buscan un futuro mejor

El futuro del centro tampoco se presenta demasiado prometedor. El nuevo personal cualificado que debe cubrir las jubilaciones, o sea los nuevos residentes, lo máximo que obtienen son contratos de 20 horas, por lo que la mayoría opta por escoger otros destinos a la menor oportunidad. En el sector de médicos de familia “no hay personal para suplir las bajas y vacantes”. Prueba de la situación límite en la que se encuentra el consorcio sanitario se detecta a diario en el servicio de Urgencias. En el momento de cerrar esta noticia “en Urgencias, a las ocho de la mañana había 25 enfermos sin cama y otros 11 pendientes de que le adjudicasen una”.

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