Se hace preciso un cambio radical de filosofía en nuestras percepciones retributivas en concepto de productividad. Urge que desde los máximos responsables de la Junta de Andalucía se regule la eliminación urgente de este concepto retributivo (CRP), de tal modo que una pequeña parte del mismo se incorpore de forma estable a los salarios de las categorías más desfavorecidas y otra, la mayoría, se destine íntegramente a contrataciones.

Como todos los años, el Servicio Andaluz de Salud acaba de repartir en toda Andalucía el denominado Complemento al Rendimiento Profesional (CRP) de 2015 o, dicho de otro modo, los incentivos económicos que nos abonan a casi todos los trabajadores/as del SAS (dejan fuera al personal temporal que no haya estado un mínimo de 4 meses en una misma unidad) según hayamos cumplido en mayor o menor medida los objetivos de gestión que nos establecieron el año pasado (relacionados en su inmensa mayoría con la contención del gasto o el aumento de la actividad y muy poco con la mejora real de la calidad asistencial).

En el caso concreto del Hospital “Puerta del Mar” la cantidad específica que se ha repartido asciende a la nada desdeñable cifra de cinco millones y medio de euros, 5.539.703,02 euros para ser exactos.

El montante global resulta algo menor de lo que por este mismo concepto se repartía en años de bonanza económica, pero aun así sigue resultando, al menos a nuestro juicio, una cifra absolutamente escandalosa e inaceptable: en primer lugar, porque nuestro rendimiento o compromiso no debería venir determinado por incentivo económico alguno, sino por nuestra mera condición de empleados públicos al servicio de la salud de la población; pero en segundo lugar, y sobre todo, porque tales pagos de incentivos tienen lugar en un escenario general de graves recortes en multitud de partidas sanitarias (especialmente en personal) y cuando en nuestros centros escasean a diario materiales básicos o cierran camas periódicamente para contener el gasto.

La cifra, para que nos hagamos una cierta idea de su alcance, viene a suponer aproximadamente un 50% del presupuesto de nuestro centro para personal eventual y sustituto durante todo el año, por lo que, si en lugar de destinar esos cinco millones y medio de euros a incentivos, los dedicásemos a contrataciones, la plantilla de personal temporal aumentaría de forma notable, mejoraría la calidad de atención a los pacientes o no tendríamos, por ejemplo, que asistir al vergonzoso cierre de camas de todos los veranos.

Pero, si ya de por sí su volumen global resulta escandaloso, aún más lo es la distribución específica del CRP entre los distintos colectivos de trabajadores/as del Hospital “Puerta del Mar”.

El número de trabajadores/as de nuestro centro que vamos a ser remunerados con estos incentivos asciende a un total de 3.110 personas, pero no todas, obviamente, van a resultar retribuidas con la misma cantidad de incentivos. De hecho, la persona que más cobra percibe una cantidad total de 10.969,56 euros, mientras que la peor retribuida percibirá tan sólo 0,77 euros (setenta y siete céntimos de euro).

La causa de esta brutal disparidad reside en varios factores, pero el elemento determinante lo constituye la enorme diferencia que existe entre la cantidad que se paga por alcanzar el 100% de objetivos en las diferentes categorías laborales. Así, por ejemplo, si has alcanzado una puntuación máxima de 10 y eres Director/a de alguna Unidad de Gestión Clínica, recibirás una cantidad media de 10.831,84 euros, pero si eres un trabajador del Grupo E (Celador/a, Pinche, Lavandera/o, etc.) la media a percibir se reduce brutalmente hasta los 484,25 euros.

La diferencia entre los distintos grupos laborales resulta tan abismal que, en el reparto concreto que se ha hecho en nuestro centro, aquellos que perciben más de 1.000 euros, que son justo el 50% de la plantilla (1.555 personas), van a concentrar en sus nóminas el 83,27% del CRP total repartido, es decir 4.613.412,93 euros. En el otro lado de la balanza, los colectivos que van a cobrar menos de 1.000 euros por persona, y que agrupan justamente al otro 50% de la plantilla (1.555 personas) percibirán tan sólo 926.290,09 euros (el 16,7% del CRP total repartido).

Pero la extrema desigualdad que encierra el reparto del CRP no se queda ahí y se agudiza, incluso, dentro del propio grupo de los que perciben más de 1.000 euros de incentivo por persona. Así, de esos 1.555 trabajadores/as que perciben más de mil euros y que concentran, como ya hemos dicho, el 83,27% del CRP total, 1.054 personas (el 67,7% de ellos) concentra un total de 2.158.735,66 euros (el 46,7% del total), mientras que la parte minoritaria del grupo, 501 personas (32,21%) percibirán en total 2.454.677,27 euros (53,2% del total del gasto de 4.613.412,93 euros). Es decir, un tercio de ellos se queda con más del 50% de lo percibido por todo el grupo.

Este último colectivo de 501 personas, que viene a absorber, en suma, casi el 45% de los cinco millones y medio de euros que se reparten en todo el centro por CRP, es el constituido por Directores de las Unidades de Gestión Clínicas (designados directamente por el Gerente del Hospital), el propio equipo directivo del centro hospitalario, la gran mayoría del colectivo de facultativos especialistas del centro y los cargos intermedios de la División de Enfermería. Todos ellos son los que realmente tienen capacidad para determinar estancias medias, dictar altas, indicar unas u otras pruebas, contener el gasto farmacéutico, reducir contrataciones, etc., etc., etc. y es, en definitiva, el grupo para el que realmente se creó y estructuró el sistema de incentivos en el SAS y el modelo de las Unidades de Gestión Clínica. Ellos son los principales receptores de los beneficios de este lamentable invento de los incentivos, creado, por cierto, en el famoso Acuerdo sobre política de personal que suscribieron, en el seno de la Mesa Sectorial de Sanidad el 21 de noviembre de 2002, el Servicio Andaluz de Salud y las Organizaciones Sindicales CC.OO, CSIF Y U.G.T, y que fue ratificado por el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía el 11 de marzo de 2003.

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